A los grandes poetas hay que temerles...
¡aman con tanta pasión y locura!
Hay que temerles porque
describen los secretos más profundos.
Hay que temerles,
porque enarbolan los pensamientos más complejos.
Hay que temerles cuando se sumergen en una tristeza,
porque llenan el mundo de poemas y desaparecen.
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