miércoles, 28 de noviembre de 2012

Mirar bien...


Una mujer invisible…
A través del tiempo se ha quedado en el vacío,
Su ser, su vida entera,
Todo lo que a su paso ha quedado.
Una mujer invisible,
Que pasa desapercibida,
Todo hombre la deja en el vacío.

¿Aparecerá un ser que la saque del anonimato?
¿Existirá una luz para la invisibilidad que la trasluce?
Buscará la mujer invisible
Cualquier recodo para esconderse,
Aunque nadie determine su inexistencia,
Aunque sea solo una sombra, aunque no haya sombra.

Habrá alguien que se fije en la invisible,
En algún momento encontrará
En el rincón oscuro el despojo,
Lo que quede, se fijará en lo que nadie se ha fijado.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Una desilución



Y tras ella… la luna, queriendo arrancar de sí misma la corazonada que la llevó allí.
Todo se nubla y ya no hay nadie ni en frente ni atrás: ella está en medio de la nada con todo en la mirada y sin nadie a quien mirar.
Ella se arroja sobre el suelo alfombrado de hojas secas y derrama la sangre de sus ojos y prefiere dormir, para no huir mas de “el todo” y “la nada”.

Ahí esta y no quiere moverse, es mejor sentir el áspero de las hojas en la piel que los aguijones de los recuerdos en el corazón. Preferible es morir que seguir viviendo y no dejar de sufrir.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Cuarto azul


En el cuarto azul
Extendida sobre una fría cama,
Soñando no sÉ qué,
Mirando hacia atrás
Y desbordando el corazón
Por las luces de la cara,
Como si eso remediara algún dolor.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Colores Mil


Tantos colores y solo puedo disfrutar unos pocos;
Apenas veo entre mis manos el fulgurante sol vespertino:
El que enceguece y no permite sino sentir su calor.

Tanta vida y matándonos con miradas,
Desangrando corazones sin sentido
Y aprisionándolos bajo la piel.

Soy como un diminuto pájaro de inservibles alas,
Quien no alcanza volar hasta el lugar que desea llegar,
Al que su inútil voz no se la escucha nadie.
Parece que el mundo se rodara entre nubes,
Como si cayera sobre mí un árbol cortado.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

A propósito de un día.

Dormido en el pasto seco, muriendo poco a poco, dañado el corazón y un poco el rostro; tendido como si durmiera un sueño largo del que no va a despertar.  Mucho antes había estado en un cuarto minúsculo, la luz que lo iluminaba era un hilo delgado que en el día era dorado, en la noche plateada…

Al despertar siente la diferencia del resplandor en sus ojos y aturdido pero tranquilo le complace tocar con la yema de sus dedos la hierba simple que lo soporta y alcanza, en medio de su letargo, a recordar el agradable olor del aire, del sol, del polvo… En su antigua morada tenia por aromas su propio excremento y las migajas que comía y se descomponían con el tiempo.  

Llega a su mente una visión: camina lento, despreocupado, algo perdido, un grito, un automóvil y el hilillo de luz en sus ojos. 

Siente sus piernas fastidiadas y advierte que se encuentran atadas, toma aire y logra incorporarse; una extraña pesadez le impide abrir sus ojos y descubre además de sus ligazones, un ejército de hormigas avanzando entre su ropa deshecha.  Es cuando decide ganar la batalla y las sacude a todas partes. En su interior, a pesar de las heridas y el cansancio advierte un suspiro de felicidad, ha vuelto a la vida, ya no existe el lugar oscuro al que le arrojaron aquel día siniestro, ya no hay desespero, no importa siquiera su ropa sucia o sus dolencias, cree que es alguien nuevo…

Aun con los ojos cerrados,  adheridos como si estuvieran cosidos, percibe a su rededor un campo lejano, con algún árbol frutal o aromático que lo confunde, comienza a arrastrarse pues el cansancio no lo deja levantarse; lentamente camina empujando con sus pies desnudos las piedrecillas a su paso, el olor de frutos y semillas caídas lo obliga a inclinarse para comer, se extasía en sus sabores, son un manjar que había olvidado.

No hay carretera, ningún indicio de otro ser animal o humano, al menos no siente movimiento, no hay mas luz que la del medio día en su magnificencia…
No sabe cuánto tiempo ha pasado, es incapaz de medirlo desde la última vez que miro el reloj en la calle oscura por la que paseaba y de donde lo arrebataron; recuerda que en su viejo reloj marcaban las diez en punto, desde allí podía haber pasado algún tiempo… o demasiado.

Definitivamente siente cómo sus ojos están sellados y no los abre, solo percibe la luminosidad del día, nada más.  Quiere gritar de felicidad, o de miedo…  de su boca sólo sale un suspiro inaudible, un sordo sonido que aumenta su angustiosa situación, ¿qué puede hacer en medio de la nada sin nada?




martes, 13 de noviembre de 2012

Definitivamente me dedicaré a escribir, no sé si lo haga bien o mal, eso no importa ahora... 
Lo haré porque resulta la única forma de deshacerme de todas las emociones que me embargan.  

Escribiré sin razón alguna y por todos los motivos que haya; escribiré sobre mí y sobre los demás, le escribiré al viento o al horizonte, a las aves, a los hombres y a las mujeres de mi vida, quiero contar historias, quiero escribir palabras sueltas.  
Escribiré porque he probado con otros estados, otras formas y no he podido darme la libertad que siento cuando escribo, puede ser escueto, puede ser elaborado y místico, puede ser una estupidez...  Mientras tenga una tuerca floja, escribiré.