Es más de media noche y no duermo.
Aún te me paseas por la cabeza con tus ojos llenos de luz
y tus labios musitando palabras para hacerme reír.
Tus manos,
esas manos a las que me aferro para emprender caminos.
Es sencillo de pensar y las cavilaciones se hacen fuertes
cuando siento el latido de tu corazón.
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