jueves, 24 de marzo de 2016

Merecer... seres...

No sé qué le pueda pasar a un corazón obtuso y oscuro, no sé si después se deba pagar por lo vivido o anticipadamente las cuotas habían sido puestas sobre el porvenir. 

No sé por qué al alegrar la vida de este modo aparece el miedo, sé que no importa el olvido después, si mientras duró se fue enormemente feliz.

Hallo razón en que merezco un querer alivianado, pero también merezco el secreto, sin la mirada de nadie… que se quede entre los ojos y sólo el aire sea el puente para llevar hondos suspiros.

No quiero amores de largo tiempo si van a desaparecer las mariposas y los largos alientos.  No quiero un amor si se permite a la rutina configurarme como parte de un paisaje estático y lleno de miedos.  
Prefiero que el querer esté lleno de pasiones desbordantes, de risas a carcajadas y juegos absurdos, así no se olvida fácilmente… Y de ser así, pues que sea fácil y tranquilo el olvido.

Te traigo con el sabor del café en mis labios, se queda un buen rato y pasea conmigo por el camino que transito mientras pienso.

Y descubro que somos eso que va más allá del placer.  

Somos la energía circulando al ritmo dictado por latidos agitados.



martes, 22 de marzo de 2016

Repugnante Soledad

Caminar hacia ese silencio,
Hasta la densa quietud del vacío.
Caminar mirando de frente
A los ojos de la soledad,
Será mi compañía, ella nada más.

La soledad marcada en mi habitación,
Justificada en las palabras que escribo,
Ambientada por la música que escucho.
Soledad a la que hace culto
Mi corazón y mi cuerpo.
Soledad que espero redimir
Con algo de llanto, algo de sangre,
Algo de licor…

Me causa cierta repugnancia esta soledad,
Porque me repugnan también las ansias de
Desterrarla de mi conciencia.



martes, 15 de marzo de 2016

Des-prender

Busco entre las gentes, aguanto empujones, quito malezas de los caminos recorridos 
y los tesoros que creía tener no eran tan preciosos, 
sólo aquellos que la gente acostumbra reunir en los viajes cortos: experiencias…  
Se construyeron castillos, se erigieron mansiones, resultaron ser pequeñas casas de arena y barro.
Nada vio la luz cuando una sombra cubrió las ventanas, 
hubo rumores de pérdidas insólitas, pérdidas vividas y lugares extrañados.
Antes, en un recodo de silencio, se escondieron palabras de aliento, 
“te quieros” condenados al olvido.  
Por caprichoso que es el destino, corrían en los pasillos pequeñas gotas de sangre, 
sudores que ayer correspondían al desenfreno de la pasión, 
hoy son huellas imperfectas de sueños y tristezas.
Cómo duele la vida cuando no se encuentran las miradas en el horizonte.  
Cambiar de rumbo, seguir el otro lado, ese oscuro que nunca se debió abandonar.