Alguien encendió en ella una chispa grandiosa, pero la
descuidó, mientras, alguien más como el viento llegó y
dio otro orden a su vida.
Con su
fuerza apagó la chispa, debía avivar otra que yacía
dormida en la profundidad
de lo que era; lo logró con la
fuerza del viento y la calidez de su ser, arribó
a sus
espacios y movió cualquier emoción imaginable.
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