Tantos colores y solo puedo disfrutar unos pocos;
Apenas veo entre mis manos el fulgurante sol vespertino:
El que enceguece y no permite sino sentir su calor.
Tanta vida y matándonos con miradas,
Desangrando corazones sin sentido
Y aprisionándolos bajo la piel.
Soy como un diminuto pájaro de inservibles alas,
Quien no alcanza volar hasta el lugar que desea llegar,
Al que su inútil voz no se la escucha nadie.
Parece que el mundo se rodara entre nubes,
Como si cayera sobre mí un árbol cortado.
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