jueves, 3 de marzo de 2022

Visita

Una lechuza vino a verme 

con sus ojos impávidos y sin miedo. 

Me agarré de sus alas 

y me sostuvo como si quisiera salvarme. 

En medio de su aleteo, que persiguió mi suspiro, 

soltó mi ser 

al darse cuenta que mi principal riesgo era yo misma.

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