martes, 15 de marzo de 2016

Des-prender

Busco entre las gentes, aguanto empujones, quito malezas de los caminos recorridos 
y los tesoros que creía tener no eran tan preciosos, 
sólo aquellos que la gente acostumbra reunir en los viajes cortos: experiencias…  
Se construyeron castillos, se erigieron mansiones, resultaron ser pequeñas casas de arena y barro.
Nada vio la luz cuando una sombra cubrió las ventanas, 
hubo rumores de pérdidas insólitas, pérdidas vividas y lugares extrañados.
Antes, en un recodo de silencio, se escondieron palabras de aliento, 
“te quieros” condenados al olvido.  
Por caprichoso que es el destino, corrían en los pasillos pequeñas gotas de sangre, 
sudores que ayer correspondían al desenfreno de la pasión, 
hoy son huellas imperfectas de sueños y tristezas.
Cómo duele la vida cuando no se encuentran las miradas en el horizonte.  
Cambiar de rumbo, seguir el otro lado, ese oscuro que nunca se debió abandonar.

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