Alguna
vez tuve un amor, uno de aquellos que son desesperados y perdidos por estar uno
junto al otro, de aquellos que con una mirada podía encenderme en altas
hogueras.
Tuve
un amor que me despertaba y me deseaba las buenas noches. Un amor que no olvidaba fechas, que me elogiaba y me sobreponía a todo.
Tuve
un amor loco, apasionado y feliz, que en las madrugadas aparecía para verme
dormir, para darme un beso, para oír mis silencios. Un amor que caminaba kilómetros para verme y
hacerme reír, era un amor que me hacía el amor.
Pero
ese amor se fue… partió como debemos hacerlo muchos, entre juventudes,
tristezas, pero partió hacia otros horizontes, para encontrar a alguien más y
ser feliz, para dejarme ser feliz.
También
tuve un amor-amor, de esos que al encuentro me ayudó a crecer, que se integró a
mí y a mi vida de tal manera que conocía cada movimiento, cada pensamiento,
cada rincón de los sueños que quería convertir en realidad. Un amor intelectual que me enseñó a leer, a
escribir, a escuchar y a ser… De aquellos enardecidos y pícaros que en el
momento menos esperado tejía un mundo de deseo haciéndome sentir en cada poro
que podía latir y sentir la sangre recorriendo mi cuerpo.
El
amor-amor aprendió de mí y me dio lo mejor de él. Me reveló las emociones más simples y a su
lado alcancé, al mismo tiempo, las más sublimes, desde las más diáfanas hasta
las más ominosas. Pero a ese amor le
mentí, ese amor me mintió, perdimos más que la confianza, dejó de ser
amor-amor, murió lentamente porque no pudo soportar la maldad. Fue un amor perdido por mucho tiempo, dejó de
ser amor, fue nada.
Alguna
vez, tal vez no sólo una, tuve amor-sin amor, sólo porque alcancé la decadencia
del ser, que busca sublimarse ante otro por pura diversión, porque en ocasiones
no se sabe qué hacer con el cuerpo… Ahí
no tuve pérdidas o ganancias, emprendí el camino de exorcizar mi alma a través
de mi cuerpo, con encuentros contundentes y voraces. Pero ese amor-sin amor también acabó, también
se fue desgastando, o quizá terminó de extraer aquellos diablillos que me
habitaban, porque tan sólo lograron conocer el interior de mi carne, sólo eso,
nada más…
Tantos
amores durante tanto tiempo, amores que se creen infinitos pero sin duración,
amores que buscan pero encuentran en otro lugar su esencia, estoy aquí en
muchos lugares… no estática, siempre en movimiento… seguiré esperando que una
composición hipotética, hasta onírica, de todos mis amores me encuentre primero
que yo a él.