viernes, 5 de abril de 2013

Un día de agosto



Cada gente en esta enorme ciudad,
bajo el sol matutino,
desprende sonidos, olores...
pasan por la calles vagando
o con un rumbo 
siempre en su vaivén.

Suenan las campanillas de una pulsera
en la muñeca de una mujer.
Suena el paso cansado
de una viejecita con una gran bolsa a su espalda.

Suena el rozar de los muslos de alguien,
alguien a quien el tiempo le ganó esta mañana,
apresurada toma un autobús y se va,
pero sigue escuchando en ese pequeño mundo mecánico
otros sonidos que hacen parte de la gran ciudad.

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