Con una flor en la mano que el viento al abrazar despedaza,
camino hacia la infinidad del mundo,
hacia el color que nadie ha visto,
en donde se queda quien va.
No hay ningún temor mientras el paso apresurado me
acerca al final…
Mi corazón ya no late, pero se acelera, te miro y sé
que estás ahí:
¡Oh claridad… muerte, para muchos oscura, para mí el
paraíso!
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