Ojos rojos y el aliento acabado de pasar por borbotones de
agua dulce.
Cualquier excusa para lo inexplicable
cabría a esa hora de la madrugada y sería creíble.
Versos escondidos en las palabras
entrecortadas para ganar un poco de amor.
En el fondo de todo, es evidente la
mitomanía, resultaría en el extremo una patología para cualquiera que no
sintiera amor.
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