Mis ojos encontraron brillantes destellos en mañanas frías,
extensos cielos que confirmaban con sutileza
lo diminuta que soy.
Mis mejillas sintieron
el helado viento campesino,
viajero asiduo que llega a la ciudad
a reunirse con el smog y la lluvia ácida.
Las noches trajeron miles de luces,
acogieron en su manto oscuro
todos los sueños que tal vez hasta allí volaron.
Mis manos, temblorosas y frías,
en medio de penumbras y aromas,
siempre se toparon las tuyas
para aferrarme fuerte
y seguir caminando juntos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Cosas por decir...