miércoles, 25 de enero de 2017

Donde se congela la sonrisa.

Mis ojos encontraron brillantes destellos en mañanas frías,
extensos cielos que confirmaban con sutileza
lo diminuta que soy. 

Mis mejillas sintieron
el helado viento campesino,
viajero asiduo que llega a la ciudad
a reunirse con el smog y la lluvia ácida.

Las noches trajeron miles de luces,
acogieron en su manto oscuro
todos los sueños que tal vez hasta allí volaron.

Mis manos, temblorosas y frías,
en medio de penumbras y aromas,
siempre se toparon las tuyas
para aferrarme fuerte

y seguir caminando juntos. 

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