Entendí
la fascinante sensación de llenar los pulmones
y exhalar
con fuerza para que palabras impronunciables volaran,
de
escuchar las hojas secas bajo mis pasos cansados
y el
rumor del viento llevándose mis pensamientos deshechos.
Entendí
el poder del agua
al oírla derrumbarse
en la lejanía y su abrazo frío,
para
dejar en mí sólo lo que me pertenece.