Despojados del miedo, desnudos de todo, nos hemos encontrado para compartir el elixir de saliva y sudor que tanto nos gusta.
La mirada fija en la pupila de en frente, los labios rozándose una y otra vez. La piel erizada ante cualquier toque, el vientre vibrante con la explosión de adrenalina convertida en mariposas.
Que bello encontrarte dentro de mí, que bello despertar junto a tí.
Que feliz me hace empezar un nuevo día si a la mitad del camino encontraré tus brazos aferrándose a mí.
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