Cae la
lluvia igual que los ojos dejan caer débiles cristales estallando en un mar de
pavimento.
Moja el
cuerpo, moja la vida y ya nada se puede hacer.
A lo
lejos se ve el fuego que no calienta mas, las cenizas son puro espejismo.
Cae la
lluvia y el corazón con ella, derramándose desde dentro, implorando compasión.
Cae la
lluvia y canta, canta tocando su fúnebre canción, aún si su tonada es a veces
alegre.
Ni un
rayo de sol a la vista para secar el agua; por las piernas del mundo siguen
rodando miles de gotas, malogradas e inofensivas, entrelazándose, conociéndose y
disfrutando más que alguien la tempestad matutina.